Los ocho proyectos de Ariella Aïsha Azoulay mostrados en la exposición Errata forman parte de una tentativa de intervenir en la gramática imperial de los archivos fotográficos, de interferir en el conocimiento imperial impreso en libros, de desaprender las estructuras imperiales como fait accompli y de señalar los orígenes imperiales de numerosos gestos heredados por académicos, artistas, fotógrafos y conservadores de museos que los utilizan en sus prácticas.
Esta exposición consiste en una serie de “ensayos” en modos no-imperiales de cultura archivística y en la reparación de errores (impresos) en el contexto del final de la Segunda Guerra Mundial, la destrucción de Palestina y otros proyectos coloniales. La fotografía se utiliza aquí como parte de una “historia potencial”, una forma de desaprender los hábitos y gestos imperiales mediante los que los ciudadanos de cuerpos políticos gobernados de manera diferente han sido formados para ocupar la privilegiada posición de expertos –en fotografía, arte, política y en el discurso de los derechos humanos– y para explorar la difícil situación de los otros, fosilizada en objetos, libros y documentos, que se ven obligados a soportar papeles secundarios y subordinados.
La cultura archivística imperial se afirma en su capacidad no tanto para leer como para saber cómo leer y utilizar los textos relevantes como convincentes documentos de autoridad, independientemente del grado de maltrato y destrucción que su producción ha causado y su uso continuado conlleva. Esta cultura de las pruebas documentales parte de la premisa de la sacralización de los objetos, que quedan sellados en el pasado y pasan a ser considerados “históricos”, relegándonos a un papel de lectores exteriores, espectadores e intérpretes. En el proyecto titulado Errata es una tentativa de ejercer la negación de esta sacralidad y enmendar algunos de los errores secundarios o sustanciales en esos documentos. Libros, documentos e imágenes no se entienden aquí como objetos finales, sellados, que están abiertos a múltiples interpretaciones siempre que estas reafirmen el intocable estatus de esos objetos como ítems históricos que “deben ser preservados”. Por contra, mediante intervenciones textuales y visuales, que incluyen el borrado, el reemplazo, la yuxtaposición, la suma y la resta, el estatus intocable de los objetos de conocimiento –libros, documentos y obras de arte– es aquí cuestionado.
La nueva película de Azoulay Un-documented: Undoing Imperial Plunder parte de la premisa del derecho a intervenir y revertir el conocimiento imperial. Es una tentativa de hacer coincidir los dos regímenes que el imperialismo pretende mantener separados: el tratamiento de objetos (como “bien documentados”) y el maltrato de personas (como “indocumentadas”). Centrándose en los objetos expoliados en los museos de Europa y escuchando las peticiones de asilo de esas gentes para entrar en países de esa zona, sus anteriores potencias colonizadoras, la película defiende la idea de que sus derechos están inscritos en esos objetos, que fueron conservados y bien documentados todos estos años.
FECHAS 11.10.2019 – 12.01.2020
COCOMISARIOS: Ariella Aïsha Azoulay y Carles Guerra