Situada en el cruce de disciplinas como la arquitectura, la pintura o la performance, la obra de Carlos Bunga es una las aportaciones más consistentes y complejas en el panorama de la creación internacional de hoy. Bunga se dio a conocer a principios de la década de 1990 con intervenciones efímeras cuya acción principal no era la construcción de una obra en el sentido tradicional de añadir, sino su aparente contrario: la sustracción, destrucción o desmontaje. El material que suele utilizar, el cartón, le permite explotar condiciones relativamente opuestas, como la maleabilidad, la dureza, la resistencia o la fragilidad.
Bunga fabrica dispositivos arquitectónico-escultóricos que responden a los elementos constructivos de los edificios en los que interviene. La mayoría de sus obras son, pues, respuestas a edificios existentes. Su ejecución, a costa de un elevado esfuerzo físico, no viene nunca precedida por la realización de dibujos preparatorios, sino que incluye el cultivo de la intuición y el azar.
Para su intervención en la Capella MACBA, Bunga parte de dos elementos principales: la función original del edificio (el culto religioso católico) y los avatares de su entorno urbano, el barrio del Raval y, por extensión, la ciudad de Barcelona.
En primer lugar, la Capella es un teatro para los ejercicios de la fe, con sus rituales, sus jerarquías, sus símbolos y decoraciones. Construida en el siglo XV y desacralizada durante la desamortización de Mendizábal (1835-1840), ha conservado hasta hoy un esqueleto espacial que permite los rituales laicos y cívicos ligados a su uso actual. Bunga quiere conectar presente y pasado para recuperar el papel de un espacio fuera de las condiciones, velocidades y ruidos de lo urbano y promover la actitud reflexiva originaria de un templo. Por otra parte, el artista está fascinado por todas aquellas iniciativas y acontecimientos que convierten lo individual en común, lo subjetivo en colectivo.
Usando la metáfora de la tradición popular catalana de los castells, Bunga plantea asimismo una serie de debates sobre la naturaleza actual del espacio público, sus transformaciones, su declive, su ausencia o su recuperación. Al interrogar las condiciones actuales de lo urbano y la capacidad de «extracción» de un espacio protosagrado como el dedicado al culto, el proyecto de Carlos Bunga en la Capella MACBA propone un oxímoron espacial que convierte la piedra de los muros del edificio en membrana porosa.
Esta será la primera exposición individual del artista en Barcelona, ciudad donde vive desde hace seis años.
Entre las exposiciones colectivas en las que ha participado Carlos Bunga destacan Manifesta 5 (San Sebastián, 2004); In Site 05 (San Diego Museum of Art, 2005); Unmonumental. The Object in the 21st Century (The New Museum, Nueva York, 2007); Fundación Marcelino Botín (Santander), IVAM (Valencia), Museo Patio Herreriano (Valladolid), 2008; National Museum in Warsaw (Varsovia, 2009); 29a Bienal de São Paulo, 2010; Herzliya Museum of Contemporary Art (Israel, 2012); y Bronx Museum (Nueva York, 2014). Entre sus exposiciones individuales, destacan las celebradas en Culturgest Porto (Oporto, 2005); Milton Keynes Gallery (Reino Unido, 2006); Miami Art Museum (Miami, 2009); la Trienal de Arquitectura de Lisboa, 2010; Hammer Museum (Los Angeles, 2011); Museu de Serralves (Oporto) y Pinacoteca de São Paulo (2012); MUAC (México D. F., 2013); y Haus Konstruktiv Museum (Zúrich, 2015). Este mismo año expondrá en el Museo de Arte de la Universidad Nacional, Bogotá (septiembre) y participará en la primera Bienal de Arquitectura de Estados Unidos en Chicago (octubre).